La irracionalidad del fanatismo
miércoles, 5 de agosto de 2009
Por qué las personas abrazan, o mejor caen, en el fanatismo... Po cobardia He tenido conversaciones con compañeros de trabajo, en las que he tenido que hacer uso de todas mis artes para discrepar de “ideas” sin llegar a las manos. Todos tenemos “ideas”, teorías o ideologías a las que nos sentimos más o menos cercanos; que creemos que nos pueden ser más útiles en nuestro vivir o, más beneficiosas para la humanidad. Las defendemos con más o menos ardor, pero siempre las vamos reformulando, quitando aquí, añadiendo allá, consideraciones de nuestros interlocutores que intuimos son positivas; vamos perfilando, mejorando, corrigiendo y renovando –el mundo cambia a velocidad de vértigo- nuestra “idea” principal.
Sin embargo, hay personas que ese ardor en defensa de su “idea” es tan vehemente, que da pánico mirarles a la cara, se congestionan, las venas del cuello se les hinchan, levantan sus puños apretados. Al observarles, uno se da cuenta que detrás de esta defensa a ultranza, alguna cosa le consume por dentro a esta persona. No solo manifiesta una adhesión al pie de la letra, si no que manifiesta una afectividad por ella como la de un discípulo adicto. Pero haciendo uso del poder de la empatía, se siente que esta persona se retuerce en sentimientos de rabia, impotencia, de miedo, un sentimiento de inferioridad y que esa rabia la está canalizando contra los enemigos de la “idea” que defiende. Pretende llevarla a cabo destruyendo, en nombre de ella, cualquier obstáculo que se interponga,
Las conversaciones de que hablo, casi siempre rondan temas como: La inferioridad de la mujer, la culpabilidad de los sin techo, la insolencia de los que no temen a Dios, etc.
Por qué las personas abrazan, o mejor caen, en el fanatismo; se me ocurren algunas ideas –y esta sin paréntesis-. Se afilian a “ideas” por cobardía, por miedo a una elección individual, se aferran a algo que viene del exterior y que algunos o, por desgracia muchos postulan, a fin de adquirir la fuerza que en su interior no tienen. Prefieren el servilismo, por que así la responsabilidad personal se evita, se redistribuye entre todos y, los sentimientos de impotencia, inferioridad e insignificancia individual, protestan menos “mal de muchos consuelo de tontos”
Es posible que el ser humano tenga una brújula interior que le dice cuando “pierde el norte” el fanático por muy amparado que se sienta por el grupo –como las ovejas arremolinadas temiendo al viene el lobo- siente esa voz interior que le dice que es un cobarde que no tiene valores propios. Estas contradicciones en lo más profundo del ser se traducen en un insoportable estado de soledad, en una ansiedad neurótica, en una angustia vital, en una necesidad de dar salida a esos impulsos agresivos que intentará calmar aumentando esa agresividad cobarde en defensa de la gran “idea” salvadora que le hará perder su yo individual por no tomar una elección individual que no tendría el apoyo de la manada.
No se por que extraño proceso cuando nos sentimos inseguros miramos hacia atrás hacia lo viejo lo conocido como si una fuerza nos empujara, la misma fuerza que nos impide mirar hacia adelante, a probar lo nuevo; nos inhibe la necesidad de conocer y de conocimiento. Evitar el conocimiento evita la responsabilidad
El pobre fanático –generalmente inculto y sin nada que perder, ya que ni se tiene a sí mismo- es un bien muy preciado por los grandes patriotas, por los creadores de ideologías que les son útiles a sus fines y estos si tiene acceso al conocimiento. El fanatismo, es demoledor para el crecimiento personal, y los que lo fomentan desde puestos políticos, televisión o radio, lo saben. Siento nauseas cuando los identifico solapados a veces para hacer más daño. Deberíamos ponerles nombre y decir a que intereses sirven.
Por cierto… ¿Dónde están los intelectuales, los sociólogos, los filósofos, los psicólogos sociales críticos o… todos están trabajando para el sistema?
Pido perdón a unos pocos que sí son críticos, sí les duele el ser humano, África, la pobreza, el hambre…
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